Por Miguel Ángel Vargas V. @Marca_Personal
Octubre 01, 2013
Octubre 01, 2013
El Paquete
Económico 2014 presentado por el presidente Enrique Peña Nieto propone
para el próximo año un déficit fiscal de 3.5% del PIB si se incluye la
inversión de Pemex (1.5% sin Pemex y 4.1% si se consideran todos los
“Requerimientos Financieros del Sector Público”)...
Pero, ¿este desbalance presupuestario es mucho o
está dentro de márgenes manejables? ¿Cuáles son los riesgos de que el gobierno
incurra en un déficit, es decir, que gaste más allá de sus ingresos?
Los analistas consultados por ADNPolitico.com coinciden
en que la cifra de déficit sugerida por el Ejecutivo para 2014, no es alarmante
por sí sola, pero sí despierta algunas preocupaciones que en años previos no se
tenían y que superan los potenciales beneficios económicos del incremento en el
gasto público.
Por un lado, alertan que no queda claro cómo se
reduciría este desbalance en los años venideros, que podría volver más escaso
el crédito disponible en el mercado financiero para el sector privado y que no
es muy productivo destinar estos recursos a gasto corriente.
“No es un problema matemático en el que puedas
encontrar el número correcto, hay ‘trade-offs’: unas decisiones benefician a
algunos agentes económicos y otras a otros”, dice Héctor Villarreal, director
general de Centro de
Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Y apunta a las consecuencias positivas esperables
de una política fiscal contracíclica: “El 4.1% de déficit quizás no es para
asustarse (...) Todos esperamos que el paquete de estímulos funcione, que la
economía salga del bache, crezca y que se generen empleos, pues es mucho más
fácil operar las finanzas públicas cuando tienes una economía boyante que
cuando tienes una que anda a medias”.
“Es cierto que México tiene niveles de deuda
relativamente bajos y manejables, y que el déficit propuesto no pone en crisis
a la economía ni nada de eso”, coincide Gerardo Esquivel, profesor-investigador
del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México (Colmex).
¿COMPARADO CON QUÉ?
Los especialistas consultados aunque también
coinciden en que no hay una cifra límite de déficit respecto al PIB que sea
considerada manejable, sino que ésta depende de cada país; también consideran
importante hacer comparaciones internacionales de esta variable.
Sin embargo, aclaran que la cifra que México debe
utilizar para hacer comparaciones no es el déficit prespuestario que excluye la
inversión de Pemex (según la cual se tendría un déficit de 1.5% del PIB en
2014), ni la que la incluye esta inversión pero excluye otros pasivos (3.5% de
PIB en 2014 en la propuesta de Peña), sino que la más adecuada es la de
Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), la cual también incluye
Pidiregas (Proyectos de Inversión de Impacto Diferido), bonos del IPAB y otras
obligaciones, y según la cual se llegaría un desbalance de 4.1% del PIB el
próximo año.
Esta cifra de déficit no sólo
sería la más alta desde hace 24 años, sino que también es mayor que
otros países que pudieran tomarse como puntos de referencia.
El 4.1% que propone Peña Nieto como Requerimientos
Financieros del Sector Público, es mayor que el 2.2% de déficit promedio que
tendrán en 2014 las economías emergentes o el 1.8% que tendrán en promedio los
países de Latinoamérica, según cifras del Monitor Fiscal del Fondo Monetario Internacional (FMI).
También es más alto que el 1.7% de Brasil o el 1.8%
de China; o menor que el 3.0% del PIB que será el promedio de déficit del
mundo, según estima el FMI para 2014, el 3.4% de Grecia o el 3.8% de media que
calcula para los países avanzados; sólo está por debajo del 4.2% de Sudáfrica,
el 5.4% de Estados Unidos, el 6.9% de España, el 7.0% de Japón o el 8.4% de
desbalance de India para el próximo año.
“No es lo mismo proponer esta cifra si estás en un
país que está en medio de una crisis económica muy profunda, como Grecia, y que
sí necesita el empujón del gasto público para salir; que si estás en un país
como México que sólo vive una recesión incipiente”, profundiza Gerardo Esquivel
del Colmex.
BALANCE ESTRUCTURAL SIN CLARIDAD
Los especialistas consultados por ADNPolítico.com
son enfáticos al resaltar que en la propuesta del Gobierno de la República,
aunque se habla de establecer una regla de balance estructural en la Ley de
Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, los mecanismos y los supuestos bajo
los que ésta trabajaría no quedan claros.
Las políticas de balance estructural son parte de
un modelo económico que establece que cuando el PIB real de un país está
creciendo por debajo de su potencial, se deben aplicar políticas
contracíclicas, es decir, expandir el gasto público incurriendo incluso en
déficit. Sin embargo, cuando se está creciendo por encima del potencial, se
recorta gasto público para no “sobrecalentar” la economía.
“En otros países como Chile, las reglas de balance
estructural se han implementado con mucha mayor claridad y con un debate
técnico profundo”, señala Edna Jaime, directora de México Evalúa.
“Creo que estos mecanismos deberían establecerse de
manera más transparente y con mayor discusión de la que hoy se está dando”,
agrega Gerardo Esquivel.
“La propuesta de Peña sí ‘medio invita’ a hablar de
balance estructural, pero no sugiere una regla explícita en este sentido:
convencer al Congreso que hay que gastar más cuando quieres estimular a la
economía para que llegue a su potencial es sencillo, pero diles que vas a meter
recortes porque la economía se está sobrecalentando, pues no los vas a
convencer tan fácil”, consideraHéctor Villareal
del CIEP.
Aunque, en los Criterios
Generales de Política Económica 2014, el Gobierno de la República,
habla de disminuir el déficit paulatinamente hasta convertirlo en cero (sin
contar inversión de Pemex) en 2017, Esquivel, Villarreal y Jaime ponen en duda
la capacidad del Ejecutivo para lograr este objetivo.
“Si Hacienda coloca el crecimiento del PIB
potencial en 3.9% para el próximo año, o en 5% para más adelante, y no llegamos
a esa cifra, estaremos debajo de la brecha y, bajo esta lógica, el siguiente
año se incurriría en un déficit aún mayor”, menciona Esquivel.
¿GASTAR EN QUÉ?
Asimismo, estos especialistas advierten que, más
allá de cuánto se va a gastar, ver el destino de estos recursos sirve para
anticipar los potenciales efectos positivos y evaluar la capacidad que tendría
el gobierno para disminuir dichos gastos en años subsecuentes.
“Si supiéramos que este déficit se va a inversión
productiva, pues todavía, pero la evidencia es que se va a ir a gasto corriente,
gasto sobre el que no se rinde cuentas y que es improductivo”, advierte Edna
Jaime de México Evalúa.
“La mayor parte de ese gasto no va inversión sino a
gasto corriente y desplaza al sector privado de parte importante del crédito
disponible”, dice Gerardo Esquivel del Colmex.
“Así no es deseable darle más dinero al gobierno,
sería deseable primero arreglar la casa (...) Este déficit implica un riesgo
mayúsculo”, indica Edna Jaime.
Si los efectos positivos son limitados y hay tantos
riesgos, ¿entonces por qué propone el gobierno este déficit?, cuestiona
ADNPolítico.com.
“La intención detrás es tener dinero para poder
gastar en muchas cosas y que estos gastos se vean”, sentencia Gerardo Esquivel. via ADN Político
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