"NÉMESIS" la columna de Hermes Chávez
Elba Esther Gordillo, un nombre tan conocido por todos los mexicanos sin excepción. Mujer polémica y aún poderosa, al menos económicamente, lucha salvajemente cual tigresa de Comitán de Domínguez para salir libre de prisión. Entre las investigaciones a las que se encuentra sujeta me llama la atención la defraudación fiscal por dos millones 190 mil pesos que no pagaría al fisco durante el 2008.
Dos millones, tres millones o hasta 10 millones, incluso hasta 100 millones podrían no significar nada para una mujer cuyos gustos y lujos superarían incluso a los de las damas más encumbradas en el cine o la política. Realmente resulta irrisoria una acusación así, al menos desde mi punto de vista.
¿Por qué? Porque eso sólo es un pelo de rana calva para la maestra y al menos como parte de mis sueños más guajiros me gustaría ver algún día en ella o que algún político (o fémina política. Equidad ante todo) corrupto, de cualquier nivel, clase o jerarquía, sea juzgado y sentenciado con justicia, pero con la verdadera justicia, y como parte de esta ciega damisela tan ultrajada, que regrese todo el dinero que se robó, que saqueó, que despojó al pueblo y éste no pase a los bolsillos de otros políticos, jueces, magistrados o cualquier espécimen de esa fauna, sino que se aplique para lo que originalmente fue designado.
No declarar los ingresos a la tenebrosa y maquiavélica Secretaría de Hacienda es un delito, sobre todo cuando no se puede hacer un espectáculo mediático para construir centros de beneficencia y con los deducibles salir ileso, limpiecito de cualquier deuda. Pero ¿dos millones de pesos para Elba Esther qué son? Se puede reír o llorar de las emociones encontradas que produce tal ridiculez, al menos eso sí podemos decidir.
Con esas acusaciones y conociendo el sistema de justicia mexicano, carajo, pareciera visualizarse un final feliz, muy costoso, pero muy feliz para la maestra que desmadró la educación en México de norte a sur y de oriente a poniente, creando una de las redes de corrupción más grandes que se conocen, diría yo similar a las que se tejen en el sector Salud o cárteles de la droga, y lo que es peor, condenando a decenas de generaciones de estudiantes a una educación de la peor calidad con un futuro de empleado de zapatería.
Inevitablemente recuerdo una entrevista que la periodista Adela Micha realizó en su programa televisivo. Ahí Elba Esther dijo lo que es evidente: que le gustan las cosas caras y que luchó por entrar a una sociedad a la que no pertenecía. Qué bien, es reconocible para cualquier ser humano, pero el bombazo estalló cuando cínicamente puntualizó: “Lo sudo, no me lo robo”.
¡Mi Dios! Qué apestosa debió andar siempre de tanto sudor para darse tremendos gustazos, con jornadas laborales de 96 horas al día, sin vacaciones ni permisos. Claro que existe la opción de que percibiera un sueldazo superior al del presidente de la República.
Según detalló una ocasión el informativo Animal Político, la Secretaría de Educación Pública se opuso a revelar el salario de la “maestra”, bajo el argumento de que eso sólo era del interés del sindicato de educación. Pero esa negativa no fue una ocasión, sino 16 veces. Tras una investigación de Animal Político se llegó a la conclusión de que percibía 249 mil 671 pesitos mensuales, sólo por ser la secretaria general del SNTE, sin contar propinas, limosnas, cochupos y tranzas. Y así Elba Esther quiere aspirar nuevamente el dulce aire de la libertad empapada de sudor. En fin, nada nuevo bajo el sol.
¿Metas largas o pico largo?
Manuel Sobrino Durán, secretario del Trabajo y empresario outsourcing simultáneamente, anunció que para 2020 el trabajo infantil en Chiapas será erradicado, es decir, dos años después de que esta administración concluya. Menudo paquete pretenderá aventarse con la clara evidencia de que si fracasa, se podrá culpar a los próximos funcionarios. ¿Acaso no tiene capacidad para resolver la problemática en los cinco próximos años? Registramos desde ya este proyecto para comprobar después si fueron objetivos de larga visión, utopía, falacia o sólo un picote de pelícano australiano, considerado el más grande del mundo. / Comentarios @hermesreportero hermesreportero@gmail.com y hermesreportero.blospot.mx
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